LA ESENCIA DEL PERDÓN

 

He sentido mayor alivio, mil o más veces incontable sentir el perdón emanando de mí, hacia muchos por los que me sentí dañada  que todo el dinero ganado trabajando en 7 años…

EL PERDÓN ES ALGO QUE, MÁS QUE ENSEÑARSE, NECESITA SER MOSTRADO A LA VEZ QUE ENTRENADO. ES UNA DE LAS POCAS COSAS QUE NO SE NOS PUEDE ENSEÑAR, SINO QUE DEBEMOS APRENDER CADA UNO DE NOSOTROS.

 

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Decir «perdono pero no olvido» es cierto.

Perdonar no significa dar la razón a una injusticia o incomprensión, significa no sentirse bloqueado y avanzar.

El rencor procede del odio. Y el odio de la ignorancia unida a la necesidad defensiva biológica impregnada en nuestras células, con carga genética de aprendizaje a base de millones de años.

Sentir rencor temporalmente es una fase normal, necesaria y adaptativa.

Pero cuando se alarga, este genera uno de los bloqueos más destructivos que existen.

 

Muchos creen que si perdonas olvidas, y discuten con otros que creen que puedes perdonar pero no olvidar.

 

En realidad, si tienes la capacidad (ENTRENADA), de contemplar las cosas desde un punto de vista más elevado, verías que del auténtico perdón se obtiene una lección similar a lo que sucede cuando vida tras otra se nos borra en el disco duro todas las personas y situaciones, pero no lo aprendido.

En el auténtico perdón, uno es capaz de olvidar el agravio, la situación o la persona, pero jamás olvida lo que ha aprendido. Esa lección, aunque no lo parezca estará ya grabada en el alma y no necesitará volver a repetir esa situación dolorosa porque ya sabrá lo que habrá de hacer de manera automática.

 

Cuando una persona dice que olvida y no perdona puede que sea cierto.

Cuando una persona dice que olvida y perdona puede que sea cierto.

Cuando una persona dice que no olvida y perdona puede que sea cierto.

Cuando una persona dice que ni olvida y ni perdona puede que sea cierto.

 

Todo es cuestión de lo que uno se crea de sí mismo a nivel subconsciente. No lo que cree de sí mismo a nivel consciente.

Resulta gracioso escuchar a algunas personas decir: «No, si yo eso yo ya lo superé en su día, eso lo tengo yo ya superado».

Para algunos, no es difícil distinguir en la mirada y el tono de voz que acompaña a esas palabras la diferencia entre alguien que de verdad lo ha superado y alguien que no.

Para empezar, alguien que ha superado algo, no suele necesitar decirlo para creerlo, simplemente lo muestra y puede que ya no se dé ni cuenta.

El perdón en su esencia es algo muy profundo que requiere NECESARIAMENTE entrenamiento, una cierta distancia en el tiempo y el espacio, y una buena dosis de conciencia y sabiduría.

Es difícil que alguien que ha comprendido eso sienta rabia por demasiado tiempo hacia algo o alguien. Somos humanos y por eso podemos sentir rencor a nivel defensivo; pero cuanto más entrenada esté la comprensión del mundo, acerca de las relaciones y su funcionamiento que, unido lleva a la compasión y esta al perdón, más fácil será perdonar en el instante o incluso no sentir ofensa alguna.

 

Si una persona dice que perdona, pero no ha olvidado el agravio: no ha sacado la rabia, no ha aprendido la lección y por tanto se repetirá hasta que esta sea aprendida. Se repetirá mediante hechos cotidianos, o bien la mente ajustará todo para ver donde no hay. Pero para ella sí que hay. En realidad, ni lo ha superado ni ha perdonado por más que se trate de autoconvencerse o justificarse.

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Si una persona dice que perdona, ha olvidado el agravio y no ha extraído la rabia si la hubiere (si hubiere rabia no habría agravio), no ha aprendido la lección, entonces no ha perdonado. Sólo cree que ha perdonado. Simplemente no lo recuerda, ha decidido enterrar el dolor porque era demasiado insoportable. Se le repetirá hasta aprender. Eso no significa que en el momento aprenda la lección, deje de repetirse las situaciones injustas para ella, significa que directamente aunque se repitan no se sentirá ofendida por nada por que habrá entendido que todos somos humanos, nos equivocamos, estamos en distintos niveles conviviendo. Habrá aprendido el valor del perdón.

 

Si una persona dice que no ha perdonado, no ha olvidado el agravio ni ha sacado la rabia, entonces dice la verdad de lo que siente.

 

Si una persona dice que no ha perdonado, ha olvidado el agravio sin extraer la rabia, entonces no miente.

 

 

Ahora, si una persona dice que no ha perdonado, no ha olvidado el agravio, ni ha sacado la rabia, es posible que esté en lo cierto.

 

Ahora, si una persona dice que no ha perdonado, no ha olvidado el agravio, pero ha sacado la rabia y aprendido la lección, es posible que esté más cerca del perdón de lo que ella creía. Puede que haya perdonado sin saber…

 

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Ahora, si una persona dice que no ha perdonado, ha olvidado el agravio, ha sacado la rabia y la lección, en realidad ha perdonado y lo ha superado pero aún no lo sabe. esto sucede cuando comienza a comprender.

 

Ahora, si una persona dice que ha perdonado, NO RECUERDA el agravio concreto, ha sacado la rabia y no olvida la lección, ha perdonado. Además lo sabe, lo identifica, lo siente, lo integra y lo hace suyo. Es una de las lecciones espirituales más poderosas que existen.

 

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Por eso, si recordáramos todas las cosas que han pasado para llegar a la sabiduría interior nos volveríamos locos, lo que nos protege a corto plazo es el rencor porque aún no hemos aprendido.

 

Lo que nos protege a medio y largo plazo es la sabiduría y no el rencor.

 

Imaginemos un niño preguntando a un adulto sabio que dará todas las respuestas. A veces, serían los niños los que nos enseñarían mucho del perdón y serían ellos los que darían estas respuestas:

 

¿Cuántos niveles de perdón existen?

Los que uno quiera, pero a mí me gusta enfocarlo así:

  • Perdonarse a uno mismo
  • Perdonar a los demás
  • Perdonar a las circunstancias, las situaciones
  • Perdonar a Dios o a la Energía, o lo que cada uno crea

Por otro lado:

  • Saber pedir perdón a uno mismo
  • Saber pedir perdón a los demás
  • Saber pedir perdón a las circunstancias o situaciones
  • Saber pedir perdón a Dios o la Energía Universal…etc

 

El proceso depende de cada persona, se puede seguir una escala ascendente o descendente de cada ítem y a la vez perdonarse. O no, depende del modo innato o adquirido en que cada uno ha sido influenciado para aprender, de ese modo pasará por las fases de forma lineal o simultáneamente con el trabajo del propio auto perdón. En espiritualidad, las normas no son tan rígidas. Hay muchas posibilidades. Tenéis que aprender a expandir la conciencia, abrir la mente y el corazón. La mente humana condiciona el alma. La mente y la conciencia de base son muy limitadas por un cerebro humano que apenas usa una mínima parte de sus posibilidades.

 

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¿Por qué no recordamos todo lo que pasa?

Porque si recordaras todas las cosas malas que has hecho hasta conseguir aprender y hacerlas bien, te volverías loco, el cerebro necesita espacio para dejar ideas frescas, nuevas y amorosas, que son las que realmente le harán vivir además de sobrevivir. Somos tan perfectos que tenemos la capacidad innata de conservar lo aprendido, aunque estemos diseñados para olvidar el proceso de aprendizaje.

Esto ya es meterse en materia más densa, para los que quieran probar esta perspectiva. En DISEÑO HUMANO, los que tienen la cruz de ángulo derecho, poseen un velo que dispersa la experiencia del alma de una encarnación hacia otra, lo que dificulta el acceso a la información. Por eso son los generadores de karma (tal vez se entrometan demasiado en las vidas ajenas en lugar de dejar que otros se equivoquen, no saben esto a nivel subconsciente) , pues viven las experiencias repetitivas hasta comprender. Estos necesitan conectar con ellos mismos, ayudarse a sí mismos a evolucionar, a perdonar, a amar. Sucede al contrario que los de ángulo izquierdo, limpiadores de karma (subcosncientemente no saben que no se entrometen y dejan que, pese al sufrimiento el aprendizaje en otros siga su curso), y con mejor acceso. Estos necesitan sentir la conexión que les resulta familiar con otros para transformarse y aprender. Los que poseen la yuxtaposición, en minoría, poseen un puente entre estos dos ángulos.

 

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Pero es triste que si en el pasado hicimos daño a alguien o nos hicieron daño, ninguno tengamos la oportunidad de reparar el agravio…

Tenemos la oportunidad. Somos tan perfectos que existe un mecanismo innato de reconocimiento a un nivel energético y biomagnético. Y es que hay etapas en que a veces, ese es el motivo por el cual personas de nuestro circulo de convivencia diaria nos repelen o nosotros a ellos. Si al menos uno de los dos no perdonó o no fue perdonado, el aprendizaje pendiente latente se manifestará de forma activa mediante los contratos kármicos. Si uno ha avanzado más y siente que los contratos kármicos de una vida a otra ya no son necesarios por poseer un cierto nivel de desapego, pero no de desarraigo, será necesario darse cuenta que la parte que sigue estancada en el anclaje no perjudicará a la parte que ya ha aprendido que las ataduras no conducen a nada. Tal vez esta lección la resuelvan con otras personas ajenas a un contrato kármico. Digamos que tienen pendiente aprender a perdonar, la lección más sublime, pero ya han aprendido a ir más allá, a soltarse de los mismos de siempre para interaccionar con otros.

Digamos que los primeros por no saber soltar y por miedo a la expansión y dispersión al encarnar, se anclan vida tras vida a las mismas personas mediante los contratos kármicos, y no aprenden a perdonar vida tras vida. Los segundos ya en un nivel superior, aprenden a soltarse de los contratos kármicos para tener una mayor libertad de interacción, pues saben que no es necesario anclarse a nadie, ni desean atarse a nada ni a nadie. Pero aún necesitan aprender a perdonar, con las nuevas personas que vayan surgiendo en su camino, que les muestren que han de soltar y perdonar.

Otros, mucho más avanzados que, si cabe podríamos decir que se salen de la escala de la encarnación terrestre, no necesitan los contratos kármicos y ya, tras entrenamiento, aquí y ahora han aprendido a perdonar en el instante algo que a muchos les supondría una ofensa. Estos comprenden y perdonan, porque saben COMPRENDER POR QUÉ ALGUIEN ACTÚA COMO ACTÚA EN LA ESCALA DE LA EVOLUCIÓN, y de ahí, valorar la diferencia entre la necesidad de alejarse de alguien que no vibra con ellos, o de ser firme con él. En cualquier caso, el perdón sale de dentro en el mismo instante en que otros seres menos avanzados muestran su bajeza. No es fácil de comprender para alguien que no ha llegado hasta ahí.

 

¿Podríais perdonar a alguien que intenta haceros un agravio A VOLUNTAD, conscientemente inconsciente e inconscientemente consciente (precisamente por saber lo que hace a mala fe, no sabe lo que está haciendo), en el mismo momento frente a vosotros?

No perdonar es más fácil que perdonar, pero también más destructivo y devastador en cadena para todos.

Perdonar cuando hay una distancia en el tiempo y el espacio es más difícil que no perdonar.

Pero perdonar a alguien que intenta hacernos daño pero no puede, alguien que está JUSTO delante de nosotros desafiante, tratando de ir a donde más podría dolernos… En ese momento, el perdón derivado de un profundo trabajo antaño de compasión y comprensión es la lección más difícil de todas, pero la única llave, la más liberadora de todas.

 

Imaginad, después de perdonar a vuestros padres y a vosotros mismos nadie tiene más poder que vosotros mismos para haceros daño.

O para liberaros.

 

DEJO ESPACIO PARA LA REFLEXIÓN, y seguimos:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y en círculos no tan directos ¿podría suceder lo mismo? Una persona que acabas de conocer y te repele porque te hizo daño y no te pidió perdón, o no te perdonó si fuiste tu el causante del agravio…

O le repeles a ella porque le hiciste daño y no le pediste perdón, o ella te hizo daño y tú no le perdonaste…

Si, a ver por partes:

  1. Siempre es más productivo que se «planee» entre miembros de una familia o de convivencia cercana. sera el único modo de garantizar el aprendizaje por la consanguinidad

 

  1. En círculos no tan directos es posible, pero más complicado alcanzar la lección porque a la mínima que haya un roce por ignorancia en ambas portes, o al menos una, se optará por el camino fácil, no se trabajará la relación y cada uno seguirá su camino ignorándose mutuamente. Si uno de ellos desea trabajar y el otro no tendrá que aprender a seguir el trabajo en solitario y no obligar al que no desea avanzar. Eso se llama respeto, por mucho que a veces sea doloroso. Muchas guerras, en realidad son esto pero a gran escala.

 

  1. Para todos, la lección siempre es la misma: hay que seguir avanzando individualmente y lograr no sentir rencor, aun cuando nos hayan ofendido y no nos perdonen o no nos pidan perdón. Al final, la única responsabilidad de desear dejar de vivir en el rencor, y perdonar y pedir perdón sólo depende de uno mismo. Es un trabajo individual. uno debe ser capaz de perdonar y pedir perdón con amor hasta llegar a un punto donde nadie ofenda a nadie y nadie se sienta ofendido. Hablo de un mundo de sabios llenos de verdadero amor. Supongo que allá arriba alguien se cansaría de tanto amor, y necesitaría inventarse algo que diera vidilla al asunto para no aburrirse, el problema es que ese algo necesario para dar vidilla a la luz para saber valorarla ha sobrepasado los extremos demasiadas veces. Por eso el mundo esta como esta. Para hacerlo bien (perdonar y  pedir perdón) se necesita tiempo, paciencia, expresión y comprensión. no es un trabajo de dos días. yo creo que siempre es más fácil empezar por pedir perdón que por perdonar…

 

  1. El universo trabaja en equilibrio con lo estático (vidas con pruebas planeadas, personas concretas en nuestra vida que nos aportan mucho sufrimiento o mucho amor, son las normas, que dan una estructura errónea o no) y lo dinámico (azar, la fluidez y espontaneidad, cosas y personas que suceden sin más, eso es lo divertido de «jugar» al juego)

 

  1. Tenemos una especie de «sensor o radar», que unos tienen más trabajado y activado que otros (aunque el potencial está en todos) nos permite identificar en seguida una persona que nos repele o a la que le repelemos. O una persona que amamos o que nos ama y aprecia. Por eso digo que dependiendo de nuestro nivel vibracional conviviremos con unas personas en «x» nivel o en otro, pero a veces el mundo está plagado de todos los niveles, y no hay ningún plan. La mente rígida necesita creer a veces que hay un plan, pero no, somos billones de almas, es raro que no te topes con un poco de todo. Encontrarte con mentirosos no siempre significa que tú lo seas. a veces te reflejan que lo eres, a veces reflejan que te has metido en un nido de culebras siendo tu un ángel, y a veces están ahí sin más. el universo es planificación y azar en continua convivencia. Tener ese sensor es lo que permite que el agravio sea subsanado

 

Entonces, esa es la manera en que se alcanzó un compromiso para obtener el aprendizaje de la manera más benévola ¿no?

Claro, necesitamos olvidar lo malo que hicimos o nos hicieron y recoger los frutos de lo aprendido. Pero si ambas partes consideran que no se ha resuelto, cuando encarnan tendrían el problema de, del mismo modo que no recuerdan lo que pasó pero si lo aprendido, si no recuerdan quién es la persona con la que hubo un agravio, la manera que tenemos es esa, el sensor de identificación.

Para contestar a tu pregunta:

Para avanzar de la manera más benévola y efectiva posible necesitamos:

– Olvidar las cosas malas que hicimos o nos hicieron. Recordar lo malo que hicimos o nos hicieron danzo fuerza al rencor es agotador para el alma durante toda una vida. Imagínate cargar con ese recuerdo vida tras vida donde sigues acumulando experiencias dolorosas hasta aprender.

– Recordar de manera innata o no el aprendizaje. El alma no lo olvida una vez lo aprende y lo conserva para una vida posterior. Es lo que se entiende por personas que nacen ya con esas lecciones aprendidas, y que muchos han de aprender en ese momento. El típico «¿como logras controlarte con tus adicciones personales? yo no soy capaz de dejar de fumar o no fumar…»

– Un sensor que nos permita identificar a las personas con las que nos entenderemos y las que no, porque cada uno somos diferentes.

– Si supiéramos la solución del problema en todo momento, no aprenderíamos a hacer la ecuación. Eso es el libre albedrío, elegir lo que crees con lo que sabes hasta el momento. Nunca te equivocas, haces lo que tu alma o tu mente creen y sienten, a ver…para ti en todo momento siempre buscas tu bien y por eso haces lo que haces. PODRÍA DECIRSE QUE LAS EQUIVOCACIONES NADA TIENEN QUE VER CON EL SUFRIMIENTO, NO CONFUNDAMOS. SUFRIR NO SIGNIFICA HABERSE EQUIVOCADO, SINO APRENDER.

 

Pero es posible que una persona ignore a otra que pertenece a un círculo no directo de relaciones, porque ha aprendido que no merece la pena pasar o dedicar tiempo a una persona con la que no conecta de primeras nada más conocerla.

Ignorar  a sabiendas es el lenguaje de la ignorancia…hablemos mejor de libertad, respeto y dejar ir. Eso es cierto, pero a veces cuando no valoramos las cosas por las buenas, necesitamos a alguien que nos lo ponga difícil para aprender. No se trata de llevarse bien con todo el mundo para no tener conflictos, eso no sería buena señal al menos mientras el mundo no avance, pero tampoco llevarse mal con todos.

Es la sabiduría que el alma va adquiriendo en el camino la que le hace discernir entre lo que precisa atención (sea una persona con la que conectemos o no) para aprender, normalmente por eso decía que suele ser alguien del círculo directo o que elegiremos introducir en ese círculo; y lo que «no tiene» solución y no vale la pena seguir insistiendo en profundizar en esa relación.

Todas las relaciones merecen la pena, pero tal vez esa persona no te acepta por cómo eres de primeras (o de últimas) o tiene demasiados prejuicios. En ese caso, si esa persona no valora algo bueno como tú, necesitará a alguien que le haga lo mismo que ella está haciendo y conectar con personas de su nivel. Así se dará cuenta más tarde que antes del dolor que causó en personas que juzgó al ser ella juzgada. Si hubieras sido tú, la que hubiese mantenido la relación, te habrías agotado de dar siempre amor y siempre recibir patadas. el amor al prójimo es incondicional, pero ha de empezar por ti. Alejarse a tiempo de personas con las que no te merece la pena en ese momento (no digo en un futuro si la persona elige avanzar, ahí ya puede conectar contigo, valorarte y estar más cerca de ti) es lo más sensato. Serás más libre para amarte tú y avanzar, sin cadenas.

En otros casos, si esa persona que te hace sufrir y está en tu vida cercana, está ahí para enseñarte una lección.

 

Entonces ¿hemos de permanecer junto al circulo cercano para aprender aunque nos hagan daño?

Es lo ideal, por eso a veces se establece los contratos kármicos entre las partes antes de avanzar. En ese caso, ambos han de aprender la lección, cada uno la que tenga pendiente. Si uno de los dos no «respeta» el trato y no aprende por su libre albedrío, el otro entonces ha de aprender que no ha de depender de esa relación y amar desde la distancia hasta que el otro avance. Tampoco es sano desde luego permanecer al lado de una persona que no pone de su parte para respetar, que aún pidiendo respeto trate de imponer a toda costa su criterio. Por mucho amor que se tenga, ha de prevalecer el amor y el respeto por uno mismo. Ciertos comportamientos son destructivos, y si poner límites a la convivencia no basta porque el otro no desea escuchar, está bajo la influencia de entidades del astral, drogas, medicamentos, falta de expresión del odio, miedo, tristeza o una mala alimentación poco más se puede hacer. Si no se puede poner distancia física por falta de dinero o de medios para alejarse, hay que entrenar la distancia mental y emocional. Y eso es algo muy duro, y más cuando viene de los que más cerca tenemos y supuestamente dicen que más nos quieren.

 

¿Y si no avanza?

Lo hará, pero puede que a una velocidad diferente y para entonces es posible que todos los de esa vida hayan muerto.

 

Y la parte que siempre avanzó, ¿tuvo que estar esperándole?

No, si tras intentos de confraternizar y de explicar las cosas o comunicarse, la otra parte no aprendía, la persona mas avanzada necesita alejarse en la medida que sus medios le permitan, con amor para no dejarse limitar por alguien más limitado. Si físicamente no puede hacerlo por enfermedad o falta de medios (probablemente haya un contrato kármico de aprendizaje y no convendrá posponerlo), la distancia será mental, emocional y energética. Y si con el tiempo te curas y tienes medios y la otra parte no cambia, conviene alejarse físicamente. Tu aprendiste, el otro no. Eso sólo es cosa suya.

En el mundo espiritual es mas sencillo porque no hay encarnación, no hay dependencias físicas entre unos y otros para sobrevivir. Pero por lo demás es lo mismo.

 

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Entonces, entorno cercano o no, debemos saber identificar cuando poner limites y cuando aceptar un aprendizaje de sufrimiento con personas que sí demuestran interés por aprender pero no saben hacerlo mejor.

Exacto. El que no quiere aprender es un muro y conviene poner distancia.

El que desea aprender, tropieza con dificultad pero pone a prueba tu paciencia y deja que le guíes hasta tu nivel. en todo caso, siempre ambas partes con distancia de cualquier tipo o sin ella tienen algo que aprender o recordar. Cuando se produce la separación, y una de las partes ha hecho todo lo posible por basar la relación en el amor y el otro no le deja, entonces ninguno de los dos puede enseñarse más cosas. El avanzado porque ha aportado todo sin éxito y ya ha pasado por todos los estados de maldad que el otro le podría mostrar, no depende sólo de él. Y el otro no puede aportar ya más maldad que la que el avanzado sea capaz de tolerar. El poco avanzado tampoco está abierto a aprender nada más, pues ha hecho oídos sordos a lo que el más avanzado sugería. Muchas veces, los menos avanzados no toleran a los que no son o piensan como ellos y abandonan sólo por eso a los más avanzados. Otras veces son los más avanzados los que reconocen que resulta improductivo estar juntos.

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No se trata sólo de lo que haces, sino de lo que te motiva a hacerlo y de si está alineado con tu cabeza y corazón siempre desde el amor. Si lo haces así siempre y no provocas perjuicio en los demás no habrá repercusión espiritual kharmática. sino dharmática.

Si el otro se siente ofendido porque has hecho algo con tu vida que a el no le gusta, o no lo ve igual, si no has hecho daño a nadie con tus decisiones, más allá de la molestia que le causa al otro el no pensar o hacer como él, no se considera un perjuicio. Se considera, falta de respeto y presencia de intolerancia y consideración hacia ti.

Aprender la lección y no olvidarla es lo que hace que las injusticias no se vuelvan a repetir. durante la primera etapa hacia el perdón, el rencor nos protege de caer en el mismo error, y perdonar demasiado rápido es contraproducente además de inefectivo. Durante la segunda, es necesario depurar el rencor, que si persiste es destructivo y no cumple ninguna función constructiva para nadie, y el perdón auténtico con la lección aprendida es aquí el que nos guía y nos protege de forma sana a partir de ahora.

Aprender la lección y forzarse a olvidarla por adaptarse a una sociedad enferma no sirve de nada. En el fondo las lecciones no se olvidan. Lo que se olvida es cómo hemos llegado hasta ahí.

EL PERDÓN ES LA TERAPIA MÁS FUERTE QUE PUEDA EXISTIR JAMÁS PARA CUALQUIER ENFERMEDAD.

Se puede perdonar desde la distancia, y más allá de hacerlo por uno mismo, por todos.

 

llorarrelajar

 

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