Conversando con una mujer un día, decidimos intercambiar impresiones acerca del comportamiento de los miembros de una familia ante determinadas situaciones.
Lorena es una mujer de 60 años. Tiene tres hijos. Dos hijos y una hija. Manuel, Rodrigo y Claudia.
L: LORENA
Y: YO
L: Me siento triste, harta y muy, pero que muy cansada…
Y: ¿Qué te pasa?
L: No sé, mis hijos me tienen angustiada…No dejan de pelearse. Eso es normal que lo hagan niños, pero no adultos. Se comportan como si tuvieran cinco años.
Y: Dime una cosa, ¿se comportaban así cuando eran niños?
L: No, porque directamente mi marido y yo no les dejábamos…Lo que no han hecho antes lo están haciendo ahora, ¡puñeta!
Y: Tal vez no consentisteis a vuestros hijos expresar lo que sentían, y en vuestro intento de reprimirlos sólo conseguisteis aumentar su dolor. Aún cuando las intenciones fueran buenas, y ellos lograran reprimirse, ese dolor interno reprimido durante años tal vez se hizo tan insoportable que cuando se hicieron mayores y trataron de ser ellos mismos, necesitaron expresar lo que tú y tu marido impedisteis en su momento.
L: ¿Me culpas a mi?
Y: No te culpo. Eso es lo que tú crees. Te estoy tratando de decir que hay un problema y que eres responsable.
L: Mi marido y mis hijos lo son también.
Y: Eso es. Pero gran parte de esa responsabilidad es de tu marido y tuya.
L: Ellos no deberían comportarse así…Me hacen daño…
Y: ¿Crees que lo hacen adrede? ¿Que les gusta estar así?
L: A veces llego a pensar que sí.
Y: Vale. Te diré una cosa. Imagina que tienes un hijo recién nacido. Imagina que alcanza los seis meses de edad. Suponemos que el niño no sabe nada de la vida. Alguien debe guiarlo, ¿no?
L: Claro, para eso están los padres.
Y: Bien, si el niño se caga alguien debe cambiarlo. Si el niño sonríe alguien debe animarlo a que lo haga. Si el niño llora porque se ha dado un golpe, alguien debe masajearle.
L: Claro.
Y: Ok. Tú eres el guía, pero hasta cierta edad, y hasta cierto punto. A medida que ese niño crece, tal vez lleguen otros hermanos.
L: Si.
Y: Si esos hermanos llegan, la reacción del primogénito puede variar. Contrariamente a lo que se cree, los celos son normales pero eso no significa que sea la vía adecuada, ni tan sólo para un niño… Los celos proceden de la envidia, porque el otro tiene algo que uno no tiene. Puede ser que la persona no sea consciente de que se trata de una emoción destructiva porque no tiene cierto nivel de sabiduría interior, aunque sólo sea un bebé (hay niños que no siempre tienen celos). Es cierto que es una etapa que muchos niños pasan, pero algunos sólo muestran celos en un instante y no tienen esa tendencia sino que son los padres los que la propician con creencias inadecuadas. Otras veces, aún siendo los padres lo más cuidadosos posibles, los niños tienen una fuerte tendencia en su alma de sentir celos. No hay dos casos iguales.
L: Venga ya, ¿me estás diciendo que no es normal que un niño tenga celos? ¿Qué hay niños que no tienen celos?
Y: Para ti y tu marido no era normal, por eso tratasteis de reprimirlo ¿no?
SILENCIO.
Y: Dime cuáles son los hijos que sienten celos.
L: Todos de todos, pero el que más es el mayor y el mediano. El mayor tiene celos de todos, y el mediano tiene celos de la pequeña.
Y: Ahí hay un conflicto que se gestó en la infancia. Normalmente pocos padres saben adaptarse y siguen viendo a sus hijos como si tuvieran tres años, aunque tengan cincuenta. Si unos padres no saben reconocer ni adaptarse a las edades de sus hijos, ni aprenden a respetarles, lo más probable es que estos tampoco les respeten o les tengan miedo, y el conflicto se prolongue. El problema siempre aparece cuando a cada hijo individualmente se le exige más responsabilidades de las que debe asumir acorde a su edad, o cuando no se le exige ninguna.
L: No entiendo…
Y: Yo no sé cuando tus hijos comenzaron a sentirse así, pero saber esto sí es importante. Hay miles de casos, y cada uno diferente. En tu caso, veamos. Cuando el hijo mayor siente celos de los nuevos que llegan, sólo hay dos motivos que lo expliquen. O bien el mayor fue tratado criado, y por lo tanto enseñado a cargar con más responsabilidades de las que le tocaban. O bien fue malcriado y demasiado consentido. En ambos casos, el hijo fue contemplado por los padres como el primer hijo. La primera y nueva experiencia, que da miedo y responsabilidad, y también logra que los padres depositen lo mejor de sí mismos que sean capaces de ofrecer. Al llevarlo al extremo, para que el niño salga lo más perfecto posible, o bien el niño es tratado hasta con cierta rigidez para que lo haga todo perfecto, o bien es malcriado para que no le falte lo que sus padres supuestamente no tuvieron. ¿Me sigues?
L: Sí. Pero eso es normal, con el primero lo haces mal aunque siempre intentas evitar errores, y a medida que tienes más hijos lo vas perfeccionando.
Y: Bien, esa es tu creencia. Me acabas de explicar en una frase el origen del problema familiar.
L: ¿Cómo?
Y: Cuéntame cosas de tus hijos, su forma de ser, cómo es tu relación con ellos…
L: Pues a ver, mi hija Claudia es más como yo, más buenecita, nos vamos mucho de compras, muchas veces me trae comida a casa y hablamos todos los días. Mi hijo mediano Rodrigo, pues ahí está, está bien, le tiene pelusilla a la pequeña, lo mismo se entiende con un hermano que con otro. El mayor siempre está tenso y a la defensiva…Ella lo hace todo más fácil, me hace ser mejor persona, siempre le digo que la quiero, y a mi hijo también, y hablo con ellos. Al otro no me sale, es muy rígido…no puedo ni hablar con él.
Y: Vale, de entrada pones en primer lugar a tu hija que es la que te consiente o es como tú, pero en el fondo sabes que es tan manipulable que cuando las cosas se ponen serias no puedes pedirle ayuda. El mediano se siente mal, y por eso según le convenga, como no eres capaz de verlo, lo mismo se alía con el mayor, o con la pequeña según convenga para su interés y su supervivencia. Por último lugar, el que nunca parece hallar consuelo, el que más rechazas por ser diferente, el que hasta puede que acabe mendigando tu cariño, a ese es al que repeles a diario porque no hace lo que tú quieres cuando tú quieres, pero que en el fondo sabes que es casi el único que te ayuda cuando las cosas se ponen serias. ¿No? ¿Te parece justo decirles lo que sientes a tus dos hijos, y al mayor no? ¿No te das cuenta de que el mayor fue gestado bajo rigidez, porque fue el primero y tú te pusiste rígida porque no sabías cómo hacerlo mejor? ¿Por qué lo culpas y lo evades por algo de lo que tú eres responsable? Tal vez aún ignores mucho…
Silencio. Hacemos una pausa de media hora. Se fuma un cigarro. Y un paquete entero.
Retomamos.
L: Yo quería una niña…
Y: ¿No te parece que si durante todo el embarazo pensabas eso, y lo seguiste pensando una vez nació tu primer hijo el se sintió continuamente rechazado por ser hombre, ya desde el vientre materno? LO QUE SIENTE EL BEBE EN EL SENO MATERNO ES TRANSMITIDO POR LA MADRE. ESO LE MARCARÁ DE POR VIDA SI NO SE OS EXPLICA TODO ESTO NI SE TRABAJA. ¿De verdad esperas que esté tranquilo?¿De verdad me estás diciendo que no esté a la defensiva y que no es normal que tengáis esa relación? Encima lo comparas y lo culpas, cuando no has sido consciente ni responsable de comprender. Tal vez el mediano también se sienta así. Das amor y cariño a dos de tus hijos y se lo niegas a otro sencillamente por ser igual que tú y mostrarte lo que más odias en ti. Encima culpas al otro porque no te da cariño como los otros…¿Cómo eres tan retorcida de dar amor a tus favoritos, restregarlo por delante del mayor y tener la desfachatez de encima acusarle de que le siente mal? ¿Cómo te sentirías si te excluyeran por ser como eres, dieran amor a otras personas delante de ti, te ignoraran y encima te echaran a ti la culpa de que está justificada tu actitud para no recibir cariño? ¿Tú eres responsable de causar daño en tus hijos y de propiciar una situación destructiva y castradora.
Todo el mundo merece amor. TODO. Ahora deberás ser responsable porque a mayor conocimiento, mayor poder y a mayor poder, mayor responsabilidad. Probablemente no paraste hasta conseguir la nena…¿es eso? Muchos padres lo hacen hasta conseguir el nene. Muchos no tienen lo que deseaban y destrozan la familia con su actitud. Otros saben hallar el equilibrio.
Silencio.
Y: Mira. Es muy sencillo. De entrada te reconfortaré. Es cierto que los padres no nacen enseñados. Es cierto que antes que padres, son personas con sus necesidades. Esto es importante y muchos lo confunden. Si tú no estás sano para cuidar de un bebé, con el tiempo criarás un bebé tan enfermo como tú o más. Volviendo a lo de antes. Un padre no nace enseñado. Aprende de sus propios padres, de otros padres, de haber sido hijo, de haber vivido, de haberlo observado. Y cuando llega el niño es cuando se comienza a aprender de verdad. Hay personas que no necesitan tener hijos para saber lo que implica porque son cuidadores, su profesión está enfocada al cuidado, tienen cierta facilidad para cuidar o han pasado mucho tiempo con niños, ancianos o enfermos. Pero digamos algo más.
L: No te sigo.
Y: Todo depende de las creencias que tengan los padres, del número de hijos, del sexo de los niños, depende de muchas cosas. De entrada, si las creencias de los padres se basan en unos valores equitativos, realmente justos y amorosos, no tiene porqué surgir necesariamente conflictos. La cuestión es que las creencias suelen estar erradas mayor parte de las veces y eso conduce hacia conflictos de por vida, surgidos en la infancia. Pero hasta ahora, pocos padres he conocido con esas cualidades. Muchos dicen que tratan a todos por igual, pero he logrado ver a muy pocos. Hay que comprender la carga y responsabilidad de tener un hijo, no estamos culpando a nadie. Pero no hay que dejar de reconocer que existe un problema. Hay padres que tienen la creencia de que el mayor es el que está más centrado porque le han dedicado más tiempo por ser el único, y que a medida que han ido teniendo más hijos las cosas se han degenerado y por lo tanto se suelen relajar. En esos casos los hijos más mayores suelen ser vistos como los responsables y los que de verdad se desenvuelven en la vida. Si te crees eso, lo haces posible con tu actitud. Luego hay otros padres que piensan que sus hijos se van perfeccionando a medida que cada vez se tienen más, es decir, que con el primero cometes errores y con los siguientes lo vas haciendo mejor. Tú formas parte de este último grupo.
L: Pues sí, es cierto.
Y: Bien, pues te informo que con esa creencia, habéis destrozado vuestra vida y la de vuestros hijos. Para eso estamos, naciendo y aprendiendo.
L: ¿Tengo yo culpa entonces?
Y: De nuevo te repito. Los padres suelen creer que saben más que sus hijos. Y es cierto, pero no siempre, llega un punto en que tus hijos no son TUS NENES, son adultos hechos y derechos como tú que hasta pueden enseñarte a ti cosas que tú no sabías. Si tú los sigues tratando como tus nenes para bien o para mal, el conflicto SIEMPRE ESTARA SERVIDO. Es difícil, pero no imposible cambiar esta manera de ver las cosas. En cuanto comprendas la destrucción y sufrimiento que implica lo contrario. Básicamente me has dicho con todo el desparpajo del mundo que concibes a tu hija pequeña como perfecta y a los otros dos hijos como errores, especialmente el mayor que es el que se llevó mayor responsabilidad.
L: Te guste o no, es que es así.
Y: NO, NO ES ASÍ. TÚ LOS MOLDEASTE ASÍ.
Refunfuña.
Y: Puedes marcharte cuando quieras. Nadie te obliga, en última instancia es tu vida y la de tus hijos. Sólo vosotros tenéis la responsabilidad de arreglarlo.
Me levanto, me dispongo a despedirme. Por sus gestos no veo disposición de avance.
L: ¿Dónde vas?
Y: Me marcho, no veo que sea necesaria mi intervención por el momento.
L: Espera, creo que puedo soportarlo. Creo que soy masoquista.
Y: Eso por desgracia también es algo que sin querer nos han enseñado algunos de nuestros padres. Cuanto más sufrido y más aguantes mejor, ¿verdad?
L: Es verdad. Sigue por favor. Es que me duele todo esto. Me siento mala persona.
Y: A ver, nadie está juzgándote. Pero necesitamos ir al origen del problema y explicarlo para que podamos ponerle solución. Ignorarlo o enfadarse porque no te gusta reconocer tus errores no soluciona las cosas. Te agradezco que me escuches. La mayoría me habría enviado a la porra nada más empezar a hablar. Gracias, Lorena.
L: De nada. Continúa.
Y: Si en algún momento necesitas que pare o tomar un descanso me avisas. Digerir esto no será cuestión de horas o meses. Se trata de cambiar creencias que nos vienen remotas desde tiempos inmemoriales a través de nuestros ancestros. Estas creencias sirvieron para sobrevivir en su día. Ahora, con los rápidos cambios que se introducen en la sociedad, realmente no tiene sentido mantener creencias y costumbres que no hacen sino empeorar nuestra vida y crear angustia y destrucción. No se puede aplicar el mismo hábito sólo porque siempre se ha hecho así, cuando las circunstancias cambian. El fracaso está garantizado.
L: Sigue.
Y: Bien. Tu creencia es esta:
MI HIJO MAYOR NO SALIO PERFECTO. NO ES PERFECTO.
MI HIJO MEDIANO SALIO MEJOR. PERO NO ES SUFICIENTE.
MI HIJA PEQUEÑA SALIO PERFECTA POR SER LA ULTIMA.
¿Qué sacamos de esto?
Habría que ver cómo te sientes tú con respecto a tus hermanos. Cómo os moldearon vuestros padres y cómo os enseñaron a moldear.
Para todos los padres ellos saben más que sus hijos siempre. No contemplan jamás la posibilidad de estarse equivocando porque durante un periodo corto de su vida en que sus hijos eran dependientes de ellos necesitaron ser guiados. Llega un momento en que las relaciones han de ser adulto-adulto. Si no es así, es el PADRE O MADRE quien está generando el bloqueo SIEMPRE. El hijo también tendrá su responsabilidad, pero el comportamiento del hijo vendrá dado por lo que los padres le hayan enseñado. Los padres enseñan por acción u omisión. Cuando no se da cariño, se omite, si se omite, el hijo no sabe qué es el amor, y por tanto no sabe darlo a sus propios hijos.
L: Mi hijo mayor la verdad reconozco que el pobre se cargó mucha responsabilidad…es cierto…Pero bueno, yo también fui la mayor…
Y: Eso lo explica todo. Y nunca fue lo bastante para ti, del mismo modo que sientes que nunca lo fuiste para tus padres. Siempre lo comparaste con sus hermanos como hicieron contigo, ¿a que si?
L: Pues sí, pero es verdad. Mi hijo mayor es muy rígido, él es así. Los otros dos están más relajados en la vida. Sobre todo la pequeña.
Y: Observa a tu hijo como un espejo…Vamos a ver cómo lo explico mejor. Imagina que tienes un cerdo para criarlo y obtener un buen jamón para comer. Imagina que a ese cerdo lo alimentas con bellotas, lo dejas pastar siguiendo los ritmos circadianos, en presencia de luz natural y en libertad pero con cierta vigilancia. ¿Cómo saldría su sabor?
L: Muy bueno.
Y: Eso es. Imagina, que te dan un cerdo, lo alimentas con pienso y lo encierras en un metro cuadrado durante toda su vida, expuesto a luz artificial que lo estresa y le prohíbe relajarse sin parar de secretar cortisol, la hormona del estrés. ¿Qué tal saldrá?
L: No sé…
Y: Cuando pruebas un buen jamón, y luego pruebas uno pobre, sabes que estás comiendo a un pobre animal que no transmite sabor o está amargo por lo mucho que ha sufrido. Eso es lo que pasa cuando un padre no educa ni sabe responsabilizarse bien de sus hijos.
L: Si, pero puede ser que ese cerdo de por sí ya sea malo.
Y: Es posible que él en la tendencia de su alma sea diferente o particular, pero la forma en que lo tratas siempre será decisiva para que avance. El buen padre sabe ser buen maestro, ha de estar preparado para reconocer errores, continuamente desear aprender y así será el único modo en que sepa adaptarse a él. Un profesor necesita adaptarse para entender a sus niños. ¿NO SE SUPONE QUE UN PADRE LO SABE TODO O SIEMPRE SABE MÁS? Si tanto sabe, entonces debería saber adaptarse y conocer el carácter de un hijo, y cómo tratarlo desde el cariño para que no se sienta en posición de inferioridad o superioridad con respecto a sus otros hermanos. ¿No es así?
L: Me estás pillando. Me siento acorralada.
Y: Cuando lo desees paramos.
Tras un paréntesis retomamos la conversación.
Y: Si tú no dejas de pensar que tu hijo mayor no es perfecto, este pobre hará labores faraónicas para tratar de agradarte. Y aún así nunca será suficiente. Lo alimentaste TU y le enseñaste a ser rígido para salir de las situaciones. Sencillamente porque tú no supiste criarlo sin rigidez de por medio. Tras hartarse de mendigar tu cariño y el de tu marido, si logra comprender y tener autoestima te pondrá límites. Tú entenderás esto como una rebelión y sentirás que te da problemas.
Tu hijo mediano más de lo mismo. Se sentirá mejor hijo con respecto al mayor, pero peor hijo que con la pequeña.
La pequeña aún cuando no se esfuerce será aupada por tí. Eso hará que se relaje aún más, que ella sepa que es la preferida y en lugar de ayudar a sus hermanos, optará por acomodarse para recibir todo el cariño, por miedo a que los hermanos se lo quiten. Tal vez el mediano sienta menos compensación que la pequeña, pero más que el mayor, y trate de aliarse con él. Tal vez a veces sea invisible.
De entrada, tratarlos así en base a una creencia que luego sigues activamente al pie de la letra en la vida real, a través de pensamientos, a través de las palabras, y a través de la acción. Eso durante toda una vida, ¿sabes lo que significa para cada uno de tus hijos? ¿Acaso no te das cuenta de que los celos los habéis propiciado tu marido y tú con esa actitud?
L: No lo sabía.
Y: Dile eso a la vida. Como diría un guardia civil, «el incumplimiento de las leyes no le exime a usted de la sanción».
L: Uffff…Ahora entiendo a mis hijos. Todo lo que estás diciendo me recuerda a mí con mis hermanos…Me siento fatal…Yo también sufrí…
Y: ¿Cómo te sentías cuando continuamente te comparaban con los otros? ¿O cuando te decían que no podías ser como los demás? ¿O darles menos problemas a tus padres? ¿Cómo te sentías tú cuando te decían que tenías que tener la misma relación cordial que tus padres tenían con el resto de tus hermanos por la fuerza, y sólo te culpaban a ti por no tenerla?
ESO ES LO QUE SIENTEN TUS HIJOS.
Y NO OS CONFUNDAIS, OS SORPRENDERÍA SABER QUE EL RESTO DE HERMANOS, A VECES ES POSIBLE QUE, AUNQUE NO LO CREAS, SE SIENTA TAN INCOMPRENDIDO COMO TÚ.
No sólo habéis propiciado una actitud de celos en vuestros tres hijos. Habéis plantado una semilla sin saberlo, la habéis regado, la habéis reprimido. Luego vuestra propia ignorancia como personas e incomprensión como padres ha hecho que os explote en la cara. Fruto de vuestra ignorancia e incomprensión, seguís culpando a vuestros hijos por ser como son. Por ser lo que les habéis enseñado o lo que han aprendido de vosotros. ¿Acaso no te das cuenta de que son tu reflejo, lo que tú les has enseñado? ¿No ves que en el fondo te estás juzgando a tí misma? No sólo les habéis tratado como niños toda la vida, creáis un problema, les enseñáis a ser de cierto modo para castigarlos después. Tal vez no siempre los padres sepan tanto. Su actitud debería ser más humilde, sincera, aceptando que cada hijo llegó en unas circunstancias que hacen más difícil la labor de unos padres, pero que eso no ha de ser impedimento para tratar de aprender y tratar a todos con amor. Saber poner límites pero sin pasarse. No aupar a uno en detrimento de otro hijo, y encima culpar al que no es como tú. Es más EGOISTA eso que no traer hijos a este mundo cuando no se tienen medios.
L: Es complicado…
Y: Te aconsejo que recuerdes cómo son las relaciones entre tú y tus padres y hermanos. Aprende de eso por una vez, no repitas los mismos errores. Si te hicieron sentir mal, estáte atenta, sé consciente y cámbialo. Tus nietos, biznietos y demás descendencia te lo agradecerán. Del mismo modo, es posible que si tus padres han copiado ese patrón de sus padres, tú no estés muy contenta con tus abuelos, bisabuelos, etc. Dime qué te hicieron tus ancestros, y te diré cómo tratas a tus descendientes.
L: Mis hijos también son ya adultos ¿eh?
Y: De nuevo te repito que todos tenemos una responsabilidad en familia. Pero tú llegaste antes, de ti depende cambiar tú. Ayuda a reparar ese daño. Responsabilízate, pide disculpas, sentaos y habladlo. De ahora en adelante cuida tus pensamientos, palabras y acciones. Evita las comparaciones. Ama y agradece los hijos que tienes, observa los esfuerzos que han hecho para agradarte como madre o sencillamente sus dones porque sí. Por el simple hecho de amarlos. Aunque te lleves mejor con un hijo, no vayas directa siempre a relacionarte con el hijo que más fácil te lo hace todo. Trata de acercarte al resto aunque te cueste. Trata de entender que si ponen resistencia de primeras es lógico, no saben si estás jugando con ellos como siempre o manipulándolos. Será normal que estén a la defensiva. Trata de ser comprensiva en esos momentos y ten paciencia. Están muy dolidos. Diles que les comprendes porque ahora tú recuerdas lo que te hicieron a ti tus padres y hermanos. Antes o después si hablas con el corazón y te sinceras, ellos entenderán. Pon más límites si tu hija está acomodada a que haga lo que haga siempre la has defendido a toda costa. No seas tan exigente y dura con el mayor.
Te sorprenderías de la respuesta. Acepta sus reacciones, y ama a tus hijos dándoles un espacio y un tiempo para que comprendan y asimilen esto. Date tú el tiempo antes. Primero conócete y aprende a controlarte, luego explícales todo esto.
L: ¿Y si no cambian?
Y: Puede que tarden mucho o que nunca lo hagan. Tú has tardado 60 años y tus hijos lo han soportado. Ellos también necesitan ayuda, comprender, también son responsables. háblales, buscad ayuda. Reconoce, repara, corrige, se constante y ábrete a pedir perdón y a perdonar. En el momento empieces a tratarles como adultos ellos te responderán y verás lo maravillosos que pueden ser tus hijos, y lo increíble que podéis ser tu marido y tú como padres y como personas no lo olvides.
L: Madre mía, a estas alturas…
Y: Naciendo y aprendiendo. Siempre se nos da una segunda oportunidad, pero eso no significa que debamos malgastar las oportunidades de la vida y confiar demasiado en que podemos comportarnos mal porque siempre estará para salvarnos. Los comportamientos incorregibles al final aunque haya almas dispuestas a ayudar, acaban atrayendo desgracias para que aprendas que no debes abusar de las oportunidades y la confianza que se te da. Esa es la mentalidad. Eso no es ser vulnerable, se le llama SABIDURÍA.
NOTA:
Insisto, hay familias como colores. Por lo general, no suele ser sano etiquetar a las nuevas generaciones (hijos, nietos, biznietos), pues en todas las familias siempre se comete el error de etiquetar. Las etiquetas son MUY DESTRUCTIVAS, podría decirse que hasta INTERFIEREN CON EL LIBRE ALBEDRÍO DE ESAS PERSONAS Y CON SU EVOLUCIÓN. Las condicionan hasta creerse el papel sintiéndose atrapados o con unas expectativas de cara a otros que llegan a pesar demasiado y OBLIGAN a que la persona se identifique con:
EL LISTO
EL INTELIGENTE
EL GUAPO
EL TONTO
EL FAVORITO
EL NO FAVORITO
LA OVEJA NEGRA
EL RESPONSABLE
EL IRRESPONSABLE
EL INTELECTUAL
EL TECNOLÓGICO
EL MANITAS
EL CHAPUZAS
EL CHULO
EL PROTECTOR
EL ADMINISTRADOR
EL NENE/LA NENA
EL QUE TIENE DINERO, CASA, COCHE, ESTUDIOS
EL RATA
EL BORDE
EL MEJOR QUE…
EL QUE MÁS SABE…
EL QUE ES MÁS…QUE ESTE OTRO…
EL QUE ES BUENO PORQUE HACE LO QUE YO QUIERO
EL MALO PORQUE NO HACE LO QUE QUIERO
EL TONTO QUE SIEMPRE ME CUIDA
EL LISTO QUE SIEMPRE SE ESCAQUEA
EL QUE NO HACE NADA
EL QUE LO HACE TODO
EL QUE ES INVISIBLE
EL FRACASADO
EL TRIUNFADOR
EL AMARGADO
EL ENFERMO
EL ARTISTA
EL FEO
EL BUENO
EL MALO
EL ESPECIAL
EL PESADO
Y un largo etc.
Una persona puede comportarse de cierta forma en un momento dado o de un modo concreto durante una etapa de su vida en respuesta a una situación de estrés o de alegría, que mezclado con la incomprensión e ignorancia del entorno (y a veces de ellos también) hace que se tienda a etiquetar, cuando no se trata de un rasgo que identifique a esa persona.
Hemos de entender que todos en cualquier tipo de situación podemos llegar a comportarnos de maneras que desconocemos. En el camino de la evolución todos hemos tenido varios papeles como actores o actrices en el teatro de la vida. Debemos comprender que con los condicionantes que esas personas han tenido en su vida y que les están influyendo continuamente, y con lo que saben o no saben, nosotros nos habríamos comportado igual.
¿Alguna vez nos paramos a pensar en cómo nos comportamos nosotros cuando sentimos miedo, duda, fracaso, rabia, tristeza, reflexión, angustia o alegría? Si no somos capaces de responder fielmente a eso, por favor no juzguemos a nadie sin antes observarnos a ser posible. En cualquier caso no se debe juzgar, pero si vamos a juzgar, miremos dentro antes por favor. Más de uno se daría cuenta de que su cara mide más que su espalda y sentiría vergüenza. Se puede explicar lo observado para tratar de evolucionar sin recurrir a prejuicios, juicios o terminología despectiva. Una cosa es describir las cosas buscando una comprensión, y otra muy distinta crearse un esquema mental cerrado donde por narices (por no decir otra palabra) todo es como creemos que es sin saber, y no como realmente las personas se sienten.
Los roles tanto individuales como en grupo son importantes para mantener una comunidad o familia. Se ha de aceptar a cada cual, contemplando su parte negativa y su parte positiva. Pero no ensalzar al extremo a nadie en detrimento de otro. Ni hacer que una persona acabe identificándose al extremo con ese rol ni para bien ni para mal, porque puede ser perjudicial. Se trata de fomentar las cualidades constructivas de todos y controlar las destructivas. Y eso se empieza encontrando todos un término medio entre lo que uno es de por sí, y lo que uno hace.
Quiero dejar claro que en cada familia todo cambia. Cambia la posición, pero siempre suele haber uno que es el favorito y otro que no lo es. Uno que siempre está por medio y otro que haga lo que haga no es visible. Unas veces es el mayor, otras el pequeño, otras el de en medio si lo hubiere. Y las alianzas para sobrevivir depende de cada situación. Lo que es la generación de celos, sí que es algo que no cambia. Hay niños que son celosos de por sí, aún con la educación consciente de los padres o cuidadores. Pero por lo general cuando hay celos, el padre o madre siempre ha de preguntarse y mirar hacia dentro a ver qué es lo que está errando o en qué puede haberse equivocado.
A veces he oído decir a una persona que decidió cambiar y no hacer sufrir el dolor a sus hijos que le causaron sus propios padres. Otros les juzgan diciendo: «Pues si tan bien has salido, tus padres no lo habrán hecho tan mal…»
Bien, en cuanto a eso, debo decir que hay personas que sobreviven y son unos padres humildes, cariñosos y amorosos pero también firmes. Y lo hacen a pesar de sus padres. A pesar del maltrato. En última instancia cuando uno se hace adulto, o es joven pero con cierto nivel, un padre sólo es responsable de sí mismo. Pero un hijo también es responsable de mejorarse a sí mismo aunque sus padres no lo hagan.
TODO ESTÁ CONDICIONADO POR LAS CREENCIAS Y EXPERIENCIAS DE LOS PADRES, DEL MISMO MODO QUE SUS PADRES CON ELLOS, Y ASÍ…
Museo de Vigeland (Oslo).