No puedo juzgar a quien no se ama sólo porque no sabe que no se ama.
Juzgar a alguien que juzga, y que por tanto se juzga, sigue siendo juzgar.
No tengo tiempo para perder el tiempo.
Sólo puedo enseñar y aprender.
Enseñar de lo que aprendo.
Aprender de lo que enseño.
Amarse implica saber sentir, y sentir el saber.
Saber y sentir lo que nos condiciona impidiendo ser amor:
Hábitos excesivos o deficitarios de alimentación, hidratación, ejercicio, sueño, trabajo, ocio y sexo que no fluyen con los ritmos circadianos.
Emociones y personas densas.
Creencias limitantes.
Condicionamiento genético, apegos familiares, sociales, laborales y ancestrales.
Desconocimiento de tu DISEÑO HUMANO, y de la gestión de tu dinero, tiempo y energía diarios.
No poner límites o poner demasiados.
Esto genera insanos esquemas inconscientes basados en la culpa, miedo, sufrimiento, y logros mediante sólo el sacrificio.
Soltar.
El látigo ya no enseña.
Comprendiendo sin juzgar, puedo enseñar con estrellas.
Pero sólo podrá verlas aquel que mire, y se mire a los ojos.