NO PUEDO CUIDARME POR USTED

PR: Profesional

PA: Paciente

 

PR: Buenos días, me llamo Iserae.

PA: Buenos días, yo soy ………….

PR: ¿Qué le sucede, cuénteme?

PA: Vengo porque quiero probar esto nuevo de las terapias y me han dicho que va bien para lo mío.

PR: Usted dirá.

PA: A ver me acaban de diagnosticar un tumor benigno de mama. He traído todas mis pruebas y medicamentos. Tengo 45 años. Mis hijos se han ido de casa y mi marido me ignora. Me duele hasta el alma, siempre estoy llena de dolores. Dime si me voy a morir.

PR: Bien, mi responsabilidad es de un cierto porcentaje y la suya de otra parte. Si usted quiere, yo le enseñaré a curarse, a prevenir más enfermedades, a promocionar la Salud, además de todas las terapias y herramientas que tengamos a nuestro alcance. Pero usted, tiene que querer, y trabajar también en sí misma.

PA: ¿Entonces para qué te voy a pagar, nena?

PR: De la misma manera que yo la respeto, me gustaría que usted me respetase a mí. Me gustaría que me llamase por mi nombre. Ha de saber que esto requiere tiempo, si lo hace bien, tardará un poco menos de lo que tardó en enfermar. Con todo mi respeto hacia el trabajo de los estilistas, esto no es como arreglarse las uñas, o el pelo, pagar y ver los resultados inmediatamente. No es como dar a un «click» y tener la compra en casa. ¿Recuerda cuando los pucheros se guisan a fuego lento durante una mañana entera? Yo llevo toda la vida dedicándome al conocimiento del cuerpo y de la salud, y aún sigo aprendiendo.

PA: Pues si no sabes me voy a otro…Muy joven te veo, no sé si me vas a resolver el problema…No me estás dando respuestas…

PR: Un respeto, no le consiento que me juzgue. ¿Por cuántos médicos y compañeros ha pasado ya antes que yo? Sea sincera.

PA: ¡Puff! Incontables. Por 20 o 30…más o menos. No lo sé, he perdido la cuenta.

PR: Bien, si yo soy el número 21, lo mejor es que me diga qué es lo que desea oír, para ahorrarnos todos tiempo. Así podrá encontrar al número 22 más rápido, si es prisa lo que usted tiene. No importa lo que haga, si siempre va con prisa, siempre acabará cojeando. Y cojeará, sólo que con más prisa.

PA: Deseo que me diga que me voy a curar. O si me voy a morir.

PR: Eso se lo habrá dicho ya alguien, y como no ha visto resultados inmediatos, o lo que usted esperaba por eso está usted aquí.

PA: Deseo que sea sincera y me diga si me voy a morir.

PR: Cierto, usted se va a morir, y yo también, lo que no sabemos es cuándo. No puedo decir lo que va a pasar porque no soy adivina. Trabajo como Enfermera. Le puedo decir que si hace todo lo que está en su mano y dentro de lo que permita su fuerza de voluntad lo más probable es que con perseverancia, valentía y ganas de aprender se cure, o en su defecto mejore. Si no se cuida, ni está dispuesta a aprender de su enfermedad, lo más probable es que no sobreviva. Si desea dejar de centrarse en lo que tiene delante para mirar demasiado al pasado o al futuro, puede acudir a un especialista en regresiones, o a un adivino. A día de hoy, no he visto que ninguno acierte un número de lotería.

PA: Hay gente que no se cuida y sobrevive.

PR: Tal vez, han aprendido a soltar las cosas y a perder el miedo. Tal vez pese a todo han aprendido a vivir. Pero también son personas, y al final, la muerte llega a todos. Hay de todo, hay personas que se cuidan y otras que no. Y dentro de esos grupos, unos mueren antes y otros después. ¿Qué entiende usted por cuidarse?

PA: No sé, comer bien y hacer ejercicio…no sé qué más…

PR: Cuidarse abarca más de lo que la mayoría imagina. Más de lo que la mayoría establece como estándar. Muchos pacientes saben cuidarse mucho más que muchos sanitarios. Insisto en que hay de todo. ¿De qué sirve comer bien y hacer ejercicio si no ha aprendido a manejar sus emociones y relaciones, y a raíz de esto se siente sola y cae en una depresión de caballo? Mantenerse en la incomprensión, y en no entrenar el aprendizaje también es una forma de descuido. Por supuesto que implica un cierto esfuerzo y disposición. Pero es necesario si desea curarse. ¿Usted quiere sobrevivir o tener una calidad de vida mayor que la que tenía antes de enfermar? Si lo que desea es esperar a que yo haga todo el trabajo, y baje Dios aquí a curarla mientras sigue sin aprender y sin cuidarse me temo que aún no ha aprendido lo que la vida y su cuerpo quieren decirle. Si no aprende, todo el sufrimiento se repetirá cada vez con más fuerza. Antes o después su cuerpo no lo resistirá. Si la respuesta que desea oír es que se va a curar sin hacer nada, yo no soy la indicada para usted. Si usted desea oír que se va a curar, cuando eso es algo que en realidad ni el mejor médico del mundo sabe porque, en cierta parte, todo depende de lo que usted decida, piense y sienta, entonces no es su sitio. Seguro que un montón de terapeutas estarán encantados de decirle eso, mientras le sacan el dinero y de repente un día ni ellos sabrán qué hacer con usted. Y de repente se dará cuenta que le han sacado el dinero, el tiempo, la energía o no se ha curado.

PA: Eso no es cierto…

PR: Algo me dice que usted siente mucha rabia dentro atascada, y que le diga lo que le diga, si no sale de aquí con el tumor curado dentro de una hora, entonces dirá que todos, con preparación o sin ella somos unos sinvergüenzas. Obsérvese ante esto que usted podría oír de mí:

– Sí, se va a curar, además milagrosamente

– No se va a curar, usted se muere

Usted desea que le diga una de esas dos cosas, porque lo que le aterra es la incertidumbre y el no poder controlar nada. No cómoda con ninguna respuesta, seguramente desee que le diga que se va a curar ya, y además que se cumpla.

PA: Ha dicho que no era adivina. Me ha mentido.

PR: No sé qué clase de relaciones ha tenido usted para creer que le miento, pero yo no soy adivina. He vivido la enfermedad, la miseria propias y la muerte ajena. Y también la felicidad y la vida. Su enfermedad y su actitud hablan por usted.

PA: No me gustas. No voy a volver más.

PR: Eso no es algo que me suelan decir, pero comprendo su rabia y su dolor. Es comprensible. Lo que hay detrás de cualquier enfermedad siempre merece una cuidadosa atención. El que yo le guste o no, no depende de mí, depende de usted. Yo estoy aquí para ayudarla, no para confundirla más. Si usted considera que no soy la indicada, lo mejor que puedo hacer por su salud es respetarla y dejar que marche a buscar a otra persona que le convenza más que yo. Pero vaya a quien vaya, usted no puede huir de sí misma, ni de sus emociones, ni de sus pensamientos. Si usted pone de su parte y de verdad desea curarse, no se preocupe, ni dude, todo se pondrá de su parte para que usted salga adelante. En su defecto, si usted ha de morir más tarde que pronto, si pone de su parte al menos todo irá más fluido y con menor sufrimiento. Si usted desea anularse como persona y cree que no tiene solución, en su caso, por muchos tratamientos a los que se someta, si no trabaja en sí misma y en la causa, probablemente nadie podremos hacer nada. Váyase a un terapeuta que le diga lo que desea oír. Vaya a una persona que prefiera ser hipócrita con usted para llenar sus cupos e irse de viajes, o para llenar sus bolsillos mientras usted sigue enferma. Yo no desarrollé mi vocación para violar el libre albedrío de nadie.

PA: No, eso no es así…

PR: Eso es como usted lo ve. Y esto es como yo he llegado a verlo. Bien, le pregunte a quien le pregunte, si desea saber la verdad es que curarse en parte depende de usted. Yo haré mi parte, pero si usted está esperando una pastilla mágica que le alivie los dolores lo mejor es que busque a alguien que pueda proporcionarle esa pastilla. Nadie puede adivinar lo que va a pasar. Si alguien le dice desde fuera que se va a curar en tal fecha, aunque tenga todo en contra usted se lo creerá y se curará. Si no se lo cree, la enfermedad avanzará. O bien morirá, o permanecerá el tiempo que le quede amargada y amargando a su entorno. Si alguien le dice que se va a morir, si usted se lo cree, se morirá. Y si no lo cree, por muy mal que esté, encontrará fuerzas y motivos en lo imposible para curarse. El cuerpo tiene una capacidad impresionante para regenerarse, pero también de matarse a sí mismo si se carga al cerebro con la peor perspectiva.

PA: ¿Entonces qué propone?

PR: Un cambio de hábitos. En el plano físico, emocional, mental y energético.

PA: Eso es demasiado pesado.

PR: ¿Prefiere que le mate su tumor o su ignorancia?

PA: Usted es gilipollas.

PR: Puede que sea gilipollas, pero sé quién soy. Empieza bien, el primer paso es sacar la rabia.

PA: ¡Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

PR: Le recuerdo que puede marcharse cuando quiera, estoy acostumbrada. No suelo trabajar con personas que no deseen curarse o no estén dispuestas a intentarlo.

PA: ¿Acostumbrada a qué?

PR: A que no todos tengan valor a seguir el camino de lo desconocido, aún cuando tenga que caminar por senderos de incertidumbre. Aún cuando el entorno desconfíe. Uno sólo sabe que se ha curado o está empezando a curarse cuando anda el camino y se acerca a su meta. Las cosas se van descubriendo sobre la marcha. ¿Usted desea curarse?

PA: Sí.

PR: Piénselo bien. Y sienta qué le pide su cuerpo. ¿Está dispuesta a hacer todo lo posible y aún así no saber hasta dentro de mucho tiempo si se curará o no? ¿Cree que merecería la pena intentarlo?

PA: Pues si me voy a morir de todos modos, al menos hago lo que me dé la gana, yo pase lo que pase lo que no deseo es sufrir.

PR: No se trata de lo que haga, de si sigue un tratamiento o no. Siempre habrá algún motivo para sufrir, tanto si decide seguir un tratamiento como si no. Si su actitud es de amor, no importa lo que decida o haga, todo irá bien. Si su actitud es de autodestrucción e ignorancia, no importa lo que decida o haga o adónde vaya o con quién se encuentre. Todo irá mal. Yo no puedo ni deseo darle pastillas que la anulen como persona para quitar su dolor, y no precisamente físico. Tampoco puedo darle pastillas que vacíen sus bolsillos para calmar una conciencia intranquila e insaciada. En ningún momento le he mencionado la muerte. Dígame, ¿cuántas?

PA: ¿Cuántas qué?

PR: ¿Cuántas son las personas que le han dicho que va a morir o a vivir? ¿Cuántas son las que tiene en su lista negra a las que no ha perdonado porque se ha sentido ofendida?

PA: ¡Pufff!…

PR: Es decir, más de una. Sea sincera, empecemos por ahí. ¿Podría llenar una libreta con su dolor?

PA: ¡Puff! Y dos, y tres…¿Y qué tendrá eso que ver?

PR: No lo puede ni imaginar…Siente usted que ha entregado toda su vida incondicionalmente a todos, siente que se ha desvivido por todos y ahora que usted está enferma nadie le devuelve parte de su tiempo y su entrega. Se siente culpable consigo misma y con el resto porque reconoce que en el fondo lo que hizo no era tan incondicional, y no desea saber lo «mala» persona que usted se siente por exigir lo que ha dado. ¿Cree que un cuerpo puede curarse o mantenerse sano mientras está ocupado por la rabia? ¿Sabe que la rabia, la amargura y la frustración no expresadas generan una tensión continua que el cuerpo cada vez menos es capaz de soportar? Lo último que usted necesita es que la juzguen. Lo último que usted necesita es sacar la fusta y el látigo.

PA: Yo sólo quiero estar bien. Yo deseo ser feliz…

PR: La felicidad viene tras una dura etapa de transformación, en la que se aprende a valorar las pequeñas y grandes cosas. Donde al final se sigue siendo «feliz» pase lo que pase. Si usted tiene rencor hacia todas las personas que no le han devuelto lo que hizo, o esperaba de ellas, sencillamente no se puede estar sano si se tiene rencor y resentimiento. Eso para empezar. ¿Está dispuesta a transitar el camino del perdón? Cuando alguien logra reconciliarse con todo, la sensación de paz y serenidad sólo es posible ser comprendida con seguridad cuando ya se ha alcanzado. Un alma se cura, cuando logra reconciliarse consigo misma, con los demás, con la vida, con la muerte, y con aquello en lo que cada uno deposite sus creencias.

PA: ¿Y eso que tiene que ver con el cáncer? A mí cosas fáciles, ¿eh?…

PR: Disculpe, demasiada palabrería y usted emocionalmente está ahora decaída. Le pido disculpas. A ver si así podemos entendernos:

¿Está dispuesta a cambiar y adaptar su alimentación?

(Se escucha un silencio tras cada pregunta, y en cada pausa entre pregunta y pregunta)

¿Está dispuesta a decir «No» cuando quiera decir «No»?

¿Está dispuesta a decir «Sí» cuando quiera decir «Sí»?

¿Está dispuesta al autoconocimiento para saber cuál es su autoridad y su estrategia según su diseño humano?

¿Está dispuesta a respetar a todos aquellos que deseen ayudarle en la medida que puedan?

¿Está dispuesta a renunciar a cierto tipo de trabajos, situaciones miserables, ambiciones o personas que la anulen?

¿Está dispuesta a hacer ejercicio?

¿Está dispuesta a renunciar a un ejercicio excesivo que la desgaste?

¿Está dispuesta a reconocer y expresar sus sentimientos para aprender y evolucionar interiormente?

¿Está dispuesta a cuidar sus hábitos de sueño?

¿Está dispuesta a revisar sus creencias, ser más tolerante y menos crítica y rígida?

¿Está dispuesta a considerar que esto es un trabajo en equipo?

¿Está dispuesta a concienciar a todos aquellos que convivan con usted acerca de lo que necesita DE VERDAD y a todos aquellos que tengan su misma enfermedad?

¿Está dispuesta a reconocer su divinidad interna y a la fuerza superior que hizo que usted esté viva aquí y ahora?

¿Está dispuesta a amar y a dejar de maltratar su cuerpo?

¿Está dispuesta a trabajar sus emociones negativas, a potenciar las positivas para autoconocerse y por lo tanto dominarse y generar un gran impacto positivo en su vida y la de las personas?

¿Está dispuesta a destapar y resolver sus traumas?

¿Está dispuesta a resolver las relaciones familiares, o aceptar los conflictos si no se pueden resolver, porque son los demás los que no quieren?

¿Está dispuesta a desarrollar la paciencia porque todo lleva tiempo, igual que el cáncer se gestó toda su vida con su actitud?

¿Está dispuesta a sobrellevar el insomnio y la ansiedad hasta que con el tiempo y el trabajo de todos, remita?

¿Está dispuesta a comprender lo que la vida desea enseñarle y ser feliz desde ya mismo?

¿Está dispuesta a aceptar las consecuencias de sus decisiones?

¿Está abierta a RECIBIR SABIDURÍA Y A SU VERDAD?

PA: Mira nena, yo quiero curarme ya, sin esfuerzo y sin sufrir. Demasiado trabajo. Demasiado difícil, no deseo complicarme más la vida. Si me puedes ayudar bien, y si no, me voy a otro lado.

PR: Bien, creo que no vamos a poder trabajar juntas. Si usted sabe lo que necesita. ¿Qué quiere que le haga?

PA: Tú sabrás. ¡Pero acaba rápido!

PR: Por ir demasiado rápido desde su infancia, ahora tiene que retrasarse el triple y vivir lo que no vivió. ¿No se da cuenta que ya está bastante complicada su situación y no tiene más remedio que seguir y por una vez hacer algo que nunca antes había hecho? Por muy difícil que sea pisar lo desconocido…Si no se adentra a conocer todo esto, el daño sólo se hará más grande, y en franjas de tiempo cada vez menores. Y cada vez tendrá menor margen para recuperarse entre un problema y otro. Si se adentra y se trabaja, algún día, más pronto que tarde, todo pasará.

PA: ¿Va a hacerme algo hoy o no?

PR: Haré lo que pida. Pero no me limitaré a tratar una y otra vez el mismo problema, sin ir a la causa. Ya le aviso que suele ser una pérdida de tiempo y un prolongado sufrimiento. Mi trabajo no es llegar, meter la mano en su sagrado cuerpo, y en su sagrado bolsillo y ya está, sin buscar antes qué está pasando. Con lo que le he dicho, si usted desea aprender, yo estaré aquí. Si no, lo siento mucho, no puedo hacer nada por usted.

PA: ¿Todas esas chorradas que has dicho curan un cáncer?

PR: Todas esas «chorradas» como usted llama lo curan todo. Muchos no lo creen posible y no llegan a tiempo. Usted elige qué creer…Si cree que son chorradas, lo serán. Nunca estará satisfecha, y buscará a otro. Cuando es a usted a quien tiene que encontrar.

PA: Pues eso, ni los médicos ni usted son buenos en su trabajo.

PR: Es mucha casualidad que todos seamos malos en nuestro trabajo. Nosotros respetamos su decisión. Si usted decide no tomar la responsabilidad de su vida, nadie puede ayudarla. Si deposita la responsabilidad y la deposita continuamente en los demás culpándolos si no sucede lo que usted quiere por haber tomado la decisión equivocada. Usted no desea curarse, no desea esforzarse para obtener una recompensa. Es cierto que los demás también han influido en que usted esté así, pero no todo es cosa de ellos. Todos tenemos parte de responsabilidad acerca de cómo está nuestro mundo. Otra cosa es que conozcamos esas responsabilidades. Antes o después, la vida nos las pone delante. Hacer todo lo que desea ya, le traerá peores consecuencias. Todo tiene una parte buena y una parte que no lo es tanto. Usted trata de evitar el sufrimiento a toda costa, y eso es lo que le hará sufrir aún más a usted y a sus allegados. No se trata sólo de lo que haga o deje de hacer, sino de lo que le motiva a hacerlo. Ningún profesional puede ofrecer entonces lo que usted pide, eso sólo puede hacerlo usted. Yo no puedo cuidarme por usted.

PA: ¿No me vas a hacer nada, ni va a darme una pastilla?

PR: Túmbese, y vamos a hacer un testaje con Kinesiología, a ver qué es lo que su cuerpo pide. ¿O ya va usted con una idea de lo que quiere?

PA: No sé, lo que sea. ¿Tú no eres de esas que hace apicultura? Tú ponme muchas abujas.

PR: No hace falta poner muchas AGUJAS para hacerlo bien. Basta con poner las justas en el sitio indicado. Los apicultores son los que trabajan con abejas para extraer la miel. Yo hago ACUPUNTURA, y si puedo y me dejan, también puedo sacar la miel de las personas.

PA: Pero lo que me tengas que hacer hazlo sin tocarme y sin hacerme daño, que no me gusta que me toquen.

PR: Entonces podemos hacer Reiki, Biomagnetismo, Cromoterapia, Electroacupuntura, Kinesiología, Meditaciones…muchas cosas.

PA: Pero me han dicho que mucha gente en una sesión, con pasar la mano y sin hacer nada, ya está.

PR: Levántese de la camilla por favor. Le recomiendo que antes de acudir a un tratamiento, se informe, o al menos esté abierta a escuchar al profesional y que deje que este le explique en qué consiste cada tratamiento antes de someterse a él. Los demás son los demás, yo trabajo así. Si no quiere saber, ni escuchar, ni dejar a los demás que la ayuden, no les culpe si luego todo no surge como usted esperaba.

PA: Prefiero no saber, hazme lo que sea…

PR: Yo no trabajo de cualquier manera. Cuando usted se aclare, vuelva por favor. Yo trabajo en unas condiciones mínimas para favorecer la salud.

PA: Pero dime qué tengo que hacer…es que no sé…Pero tampoco quiero que nadie me toque.

PR: Yo empezaría por aceptar lo que siento, sin fustigarme ni culparme. Así, me relajaría un poco y podría ver con más claridad qué es lo que deseo hacer. Si esto no funciona, me iría a un sitio seguro, solitario y apartado y golpearía una almohada, gritaría y chillaría a pleno pulmón hasta quedarme sin voz (y sin molestar a nadie), lloraría todo lo que no he llorado en mi vida. Y ya, le aseguro que, más calmada, me plantearía qué voy a hacer. O sencillamente, me dejaría llevar. No se puede cocinar si la cocina está llena de comida caducada y sucia por todos lados. Antes hay que limpiarla. Tal vez usted esté acostumbrada a sentir que no puede hacer lo que desea, a que todo es puro sufrimiento. Tal vez esté tan acostumbrada a no soportar la incertidumbre, que necesita que otros elijan todo por usted, hasta el punto que otros decidan algo que ni siquiera ahora usted es capaz de saber: si vive o muere.

Usted elige, ahí tiene una silla para escucharme y contarme todo lo que desee expresar sin miedo. Esa silla es mágica, da lugar a la duda, a la claridad, a la serenidad, a la comprensión, a la conversación, al acompañamiento, a la reflexión. Su silla y la mía son iguales. Tiene una camilla para tumbarse, para dejarse hacer, para preguntar, para callar, para sentir, para experimentar y evidenciar. También tiene la puerta para salir y no volver nunca más. Lo que no encontrará en mí es a un depósito al que hacer perder el tiempo y la energía. Yo ahora, valoro nuestro tiempo, salud y energía. Si usted no respeta eso, lo siento pero no podremos trabajar. Usted tiene libre albedrío. Pero yo también. Lo mejor que voy a empezar a hacer por usted y por mí es no decir nada más y dejar que usted elija con total libertad. Si desea perder el tiempo, si desea no escuchar le aconsejo que acuda a un profesional más adecuado a usted. Usted decide. Si se marcha o se queda. Si vive o muere. Eso sólo debe descubrirlo usted. Y el que le diga lo contrario, estará violando lo más sagrado que se le ha dado por SER. Yo misma descubro mi camino al andar. ¿Cómo osaré aventurarme a decir cuál es su camino?

De nuevo, le reitero, yo no puedo cuidarme por usted.

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